Llega el verano y la pregunta de las familias es, ¿deben seguir haciendo los niños actividades escolares?
El verano es una estación que posibilita la práctica de actividades para las que durante el año no ha habido tiempo, aprovechemos esto y el mayor tiempo libre de los peques para que jueguen con otros niños y, por qué no, repasen un poco de lo aprendido en el curso.
No se trata sólo de sentar al niño/a frente a un libro, hay actividades lúdicas que, sin ser deberes, enseñan mucho, como contar las galletas que nos vamos a comer, conchas de la playa, distribuirlas en conjuntos, hacer diferentes clasificaciones atendiendo a la forma, tamaño; jugar al veo veo, adivinar un animal respondiendo a preguntas sólo con sí o no, buscar palabras que empiecen con una determinada letra…
En definitiva, durante las vacaciones conviene mantener unas rutinas elementales y flexibilizar las restantes, adecuándolas a las condiciones de buen clima y tiempo libre, potenciando actividades en las que se implique la familia y que les permitan repasar lo aprendido durante el curso sin darse siquiera cuenta.
